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lunes, 21 de febrero de 2011

Víctor, con Dilma y su amigo Lula

El presidente de Unidad Popular, Víctor De Gennaro, fue uno de los únicos dos líderes políticos argentinos, por fuera de la delegación del Gobierno nacional, invitado a la ceremonia de traspaso presidencial de Brasil, en la que su amigo Lula Da Silva traspasó el mando a Dilma Rousseff, quien así protagoniza el histórico hecho de ser la primer mujer en ser electa en el país hermano. El dirigente, que viajó junto a Adolfo "Fito" Aguirre -integrante de ese mismo espacio político y secretario de Relaciones Internacionales de la Central de Trabajadores de la Argentina- cumplió en el país hermano una intensa y apretada agenda de contactos con distintas personalidades del ámbito político y diplomático latinoamericano. De Gennaro también tuvo un encuentro de trabajo con el otro invitado especial, el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, del Partido Socialista --El orgullo de ser trabajador (Por Victor De Gennaro)


Apenas arribados al país vecino, De Gennaro y Aguirre participaron de una cena organizada por el Partido de los Trabajadores (PT). En la oportunidad mantuvieron un extenso diálogo con Valter Pomar, responsable de Relaciones Internacionales del PT y Secretario del Foro de San Pablo y con Marco Aurelio García, asesor principal en Relaciones Exteriores del gobierno de Lula y que permanecerá en ese cargo durante la gestión de Rousseff.

En la ocasión, De Gennaro y Aguirre intercambiaron puntos de vista con sus anfitriones acerca de la actual realidad regional y, además, brindaron información sobre la marcha de las asambleas distritales rumbo a una Constituyente Social en la Argentina, iniciativa política de primera magnitud promovida por la Central de Trabajadores de la Argentina.
Cabe consignar que en la cena estuvieron presentes, entre muchos otros, dirigentes del Polo Democrático de Colombia, el Partido Socialista de Chile, Tierra y Libertad de Perú y parlamentarios de la izquierda europea, puntualmente de Portugal y Galicia.
El primer día de este año, De Gennaro mantuvo un encuentro con Binner con quien analizaron la actual coyuntura política, económica y social de nuestro país y pasaron revista a las distintas alternativas que se abren de cara al próximo turno electoral de octubre de 2011. La reunión De Gennaro-Binner tuvo lugar en el Planalto, donde luego se llevó acabo la ceremonia de pase de mando de Lula a su sucesora, Dilma Rousseff.
Posteriormente, en una recepción que se desarrolló en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería brasileña y donde De Gennaro y Aguirre concurrieron como invitados, el fundador de la CTA tuvo oportunidad de saludar e intercambiar conceptos con la flamante mandataria brasileña.
Al regresar a nuestro país, De Gennaro y Aguirre se mostraron satisfechos por los resultados de la visita de poco más de 72 horas al país hermano, al tiempo que subrayaron que se han fortalecido los tradicionales vínculos de amistad que unen a este espacio político que representa a la Corriente Nacional por la Unidad Popular con la figura de Lula, Dilma y el PT, con quienes discuten políticas continentales, desde hace más de 20 años.

NOTA DE OPINION

El orgullo de ser trabajador  (Por Victor De Gennaro)
Estaba allí, recordando que en mi primer viaje a Brasil me sorprendió la sentencia resignada y triste de los compañeros: "acá, el que nace rico muere más rico y el que nace pobre muere más pobre". Traía en mi valija el bagaje de una cultura signada por la movilidad social, aquello de "mi hijo el doctor" con que mis viejos soñaban una sociedad de desarrollo y futuro.
Hoy, frente al abrazo emocionado y eterno de Lula y Dilma, él un trabajador orgullosamente sindicalista, y ella la nueva presidenta de Brasil, sentí que caían derrotadas aquellas impotencias. No con palabras sino con hechos incontrastables.
El primer presidente trabajador electo en toda América termina dos mandatos con el 87% de aprobación a su gestión.
Perdieron los agoreros que decían que no duraba seis meses, o que produciría la debacle económica hundiendo el país en la desesperanza.
No sólo no fue así, sino que con sentido común, sensibilidad y agallas demostró que hay un proyecto capaz de ser vivido como pueblo y Nación en el marco de una Latinoamérica que desborda las mezquindades de sus dirigencias.
No tuvo miedo a ningún debate, y privilegió el enfrentamiento a la pobreza, el salario, el trabajo, la igualdad social y el desarrollo productivo en todas las regiones hasta hoy olvidadas.
Lula fue más allá. Recuperó el orgullo del trabajador brasilero y amplió la pasión latinoamericana saldando una deuda pendiente. Cómo no recordar su visión estratégica, pero también su afecto y generosidad, no yendo a EEUU en su primer viaje como Presidente, sino viniendo a la Argentina,
Era ese Lula que conocí, cuando reclamaba por el derecho a la sindicalización de los estatales que estaba prohibida en su Patria. Era aquel del que fui siendo compañero hasta sentirme amigo por sus enseñanzas, pero sobretodo por su grandeza y su humildad. Discutidor como pocos, sin conceder nada, pero sin restricciones a la hora de construir poder colectivo. Respetando las diferencias, que no son la excusa para dividirse.
Generoso para invitarme a compartir la campaña electoral aquel 1994, después de la Marcha Federal con que enfrentábamos acá al plan Cavallo y allá el plan Real. O cuando hace tan sólo diez años convocaban a enfrentar a Davos desde Porto Alegre. Y miles de resistentes nos dábamos cita para decir que la historia no terminó y que otro mundo es posible.
Una y otra vez nos acompañó en la CTA y brilló en aquellos encuentros del Nuevo Pensamiento, demostrando que no hay confrontación entre el pensar y el hacer.
Y la frutilla fue verlo por TV llegando a San Bernardo, su región, su barrio, el ABC donde inició su representación metalúrgica. Recibido por su amigo y discípulo Luís Mariño, ex presidente de la CUT con quien compartí desde la CTA una época de gran acercamiento y acciones comunes. Hoy, después de ser su primer Ministro de Trabajo, como Intendente de su ciudad le entregaba la Gran Llave como ciudadano ilustre.
Ratificó que volvía para caminar por los mismos lugares habiendo demostrado que se puede, que hay que enfrentar el miedo con la capacidad y sentimiento que como trabajadores tenemos. Entonces sentí lo lejos y cerca que se puede estar de soñar y construir una nueva experiencia política para la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación. Una tarea que depende sólo de nosotros mismos.

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